Yo tampoco tenía a ni idea de qué era hasta que di con un libro sobre la materia de pura casualidad. Estaba en España, y como empieza a ser una costumbre, el primer día que me encuentro libre de niños me hago la ruta de las librerías, a la búsqueda y captura de libros para niños. Esa vez iba buscando un libro para introducir la meditación a través de visualizaciones para intentar calmar a un niño muy inquieto. Encontré un libro que cumplía los requisitos y me lo llevé a casa. Al día siguiente, ni corta ni perezosa, me puse manos a la obra.
Sugerí a mis hijos que se acostaran (lo cual hicieron a regañadientes), y que cerrarán los ojos, (¡ja!¡ilusa! ¿y si por error se dormían? No, ellos no estaban dispuestos a correr el riesgo). De todas formas, empecé con la visualización de un jardín precioso...donde había un árbol...y cada cierto tiempo yo insistía, "¡cerrad los ojos!" ...pero no había manera.